sábado, 31 de diciembre de 2016

UNA DE PORCEL Y OLMEDO ¿Vamos al cine? Dan dos de Porcel y Olmedo. La propuesta era interesante, no por el programa en si, no eran mis actores favoritos pero el cine tenia aire acondicionado, y el calor de ese 30 de Diciembre de 1975 era agobiador, tampoco me desagradaba la idea el ver unos buenos culos y tetas que siempre abundaban en ese tipo de películas. ¿Venís vieja?- No, quiero terminar de hacer el arrollado casero para mañana -. Al viejo ni lo invitábamos, él prefería leerse una buena novela policial a encerrarse en un cine. Justo ese día había llegado un hermano que estaba viviendo en Brasil, donde esas películas eran muy vistas, se sumaron mis dos hermanas y mi mujer. Llegamos cuando la película recién comenzaba, nos acomodaran en los únicos lugares disponibles , a la derecha de la pantalla, a mitad de la sala. Realmente el aire acondicionado se hacía sentir, me estire lo mas que pude y al rato quede dormido, entre sueños escuchaba las carcajadas de mi hermano,( no tenia limites cuando reía), en seguida unos chistidos llamando a silencio, por supuesto el loco ni bola. Nuevamente adormilado siento reproches airados de una pareja sentada en la fila de adelante, Negros de mierda, no saben comportarse en público, que descaro reírse de esa forma. Mi hermana menor, de poca paciencia , le contestaba, venimos a ver películas cómicas y a reinos amargada, la mina iba levantando presión cada vez más. Cuando dijo hijos de puta mal paridos, termínenla o los hago echar mi hermano le dice al marido, hace callar a esta bruja ¡Pelotudo ! Yo hasta ese momento no había participado en la discusión, y con ánimo de calmar los ánimos, digo, no sean mal ducados, respeten a la señora que está en plena menopausia y ha perdido el sentido del humor. Nos cagamos de risa todos, menos la mina que se saco un zapato de tacos largos y terminados en una tapa de acero y se lo sacudió a mi hermano en la sabiola, mi hermana le agarro de los cabellos quedándose con una peluca en la mano y un mechon de pelos autenticos, el tipo le dio una piña a mi hermano que trataba de parar con un pañuelo , la sangre de la herida producida por el taco, yo salte a la otra fila y agarrándolo de la corbata, le metí un par de manos en la cocina al pituco y cuando dolorido se agacho, lo enderece con un gancho a la mandíbula que le hizo saltar la dentadura postiza, para ese entonces habían encendido las luces y , la gente aplaudía y se paraba en la butacas para ver el espectáculo. Mi mujer asustada, miraba apoyada en la pared lateral La gente de seguridad nos sacaron fuera de la sala, nos acomodamos un poco las pilchas y salíamos, cuando me di cuenta que los pitucos quedaban en la sala, volví, el cine era, Social, yo pagaba religiosamente mi cuota y estaba al día así que le dijo al encargado, reconozco que no nos comportamos correctamente, pero esas personas son tan culpables como nosotros de esta situación, tienes que aplicar el mismo criterio con ellos, el tipo me dio la razón y los hizo retirar. Mientras regresábamos caminando, veo que mi hermana tenía puestos unos antejos de marcos metálicos carísimos, le pregunto ¿Desde cuándo los usas?, ella tirándolos al suelo y pisándolos respondió, son de la tarada esa, no sé como vinieron a parar a mis manos. Agustín Secreto

UNA DE PORCEL Y OLMEDO

¿Vamos al cine?  Dan  dos  de Porcel y Olmedo. La propuesta era interesante, no por el programa en si, no eran mis actores favoritos pero el cine tenia aire acondicionado, y el calor de ese 30 de Diciembre de 1975 era agobiador, tampoco me desagradaba la idea  el ver unos buenos culos y tetas que siempre abundaban en ese tipo de películas. ¿Venís vieja?- No, quiero terminar de hacer el arrollado casero para mañana -. Al viejo ni lo invitábamos, él prefería leerse una buena novela policial a encerrarse en un cine.
Justo ese día  había llegado  un hermano que estaba viviendo en Brasil, donde esas películas eran muy vistas, se sumaron mis dos hermanas y mi mujer.
Llegamos cuando la película recién comenzaba, nos acomodaran en los únicos lugares disponibles , a la derecha de la pantalla,  a mitad de la sala.
Realmente el aire acondicionado se   hacía sentir, me estire lo mas que pude y al rato quede dormido, entre sueños escuchaba las carcajadas de mi hermano,( no tenia limites cuando reía), en seguida unos chistidos llamando a silencio, por supuesto el loco ni bola. Nuevamente adormilado  siento reproches airados de una pareja sentada en la fila de adelante,  Negros de mierda, no saben comportarse en  público, que descaro reírse de esa forma. Mi hermana menor, de poca paciencia , le contestaba, venimos a ver películas cómicas y a reinos amargada, la mina iba levantando presión cada vez más.
Cuando dijo hijos de puta mal paridos, termínenla o los hago echar mi hermano le dice al marido, hace callar a esta bruja  ¡Pelotudo !  Yo hasta ese momento no había participado  en la discusión, y con ánimo de calmar los ánimos, digo, no sean mal ducados, respeten a la señora que está en plena menopausia y ha perdido el sentido del humor. Nos cagamos de risa todos, menos la mina que se saco un zapato de tacos largos y terminados en una tapa  de acero y se lo sacudió a mi hermano en la sabiola, mi hermana le agarro  de los cabellos quedándose con una peluca en la mano y un mechon de pelos autenticos, el tipo le dio una piña a mi hermano que trataba de parar con un pañuelo ,  la sangre de la herida producida por el taco, yo salte a la otra fila y agarrándolo de la corbata, le metí un par de manos en la cocina al pituco y cuando dolorido  se agacho, lo enderece con un gancho a la mandíbula que le hizo saltar la dentadura postiza, para ese entonces habían encendido las luces y , la gente aplaudía y se paraba en la butacas para ver el espectáculo. Mi mujer asustada, miraba apoyada en la pared lateral
La gente de seguridad nos sacaron fuera de la sala, nos acomodamos un poco las pilchas y salíamos, cuando me di cuenta que los pitucos quedaban en la sala, volví, el cine era, Social, yo pagaba religiosamente mi cuota y estaba al día así que le dijo al encargado, reconozco que no nos comportamos correctamente, pero esas personas son tan culpables como nosotros de esta situación, tienes que aplicar el mismo criterio con ellos, el tipo me dio la razón y  los hizo retirar.
Mientras regresábamos caminando, veo que mi hermana tenía puestos unos antejos de marcos metálicos carísimos, le pregunto ¿Desde cuándo los  usas?, ella tirándolos al suelo y pisándolos respondió, son de la tarada esa, no sé como vinieron a parar a mis manos.

Agustín Secreto

jueves, 29 de diciembre de 2016

EL ÁREA ES DEL ARQUERO

EL AREA ES DEL ARQUERO

Firmat Diciembre de 2015

El Área es del Arquero 
El área es del arquero decía Palmiro, cuando hablaba de futbol
A pesar de no tener la altura que el puesto requiere, compensaba esto con una gran elasticidad y un gran sentido del achique, a esto le sumaba un excelente estado físico.
Era el dueño del área, cuando se escuchaba míaaa, o voy yooo , mejor hacerse a un lado.
Durante su carrera deportiva, tuvo la desgracia de haber quebrado a tres rivales, un compañero, y a un caballo.

Si, un caballo, sucedió en la final de un torneo relámpago realizado en Villa Estela, torneos que llevaban más públicos que el oficial.
El pasto de la cancha estaba alto, y solían largar los caballos para que lo mantuvieran a la altura adecuada, retirándolos antes de cada partido, esa noche había quedado uno, que pastaba alrededor de la cancha, sin inmutarse por las luces y los gritos.
El partido era parejo a pesar de que el equipo visitante, Los Lechuceros, tenían en sus filas a muchos jugadores de 1º. Aun así, el seleccionado de Labordeboy y Villa Estela, unidos en esta ocasión, les jugaban de igual a igual.
Faltando muy poco para el final, se produce una jugada que provoco polémicas que perduran hasta el día de hoy. Inicio la jugada Omar Fiordelmondo, quien interceptando la pelota en su área se la da a Cachito Rebichini jugador de mucha clase, este le hace un pase a Marito Córdoba un veloz atacante, quien se mandó un pique de más de cuarenta metros arrastrando las marcas y esquivando guadañazos, lanzo un centro hacia la izquierda por donde entraba el Negro Mujica junto con el caballo, que comiendo el pasto, alto en ese lugar invadió el campo de juego.
Palmiro grito míaaaa, el Negro que lo conocía se hizo a un lado, el caballo no.
Crack… se escuchó un ruido a leña seca al quebrarse y el pobre animal cayó al suelo, panza arriba con tres patas al aire y una doblada, sostenida solo por el cuero, mientras el arquero trataba de ayudarlo a levantarse.
El árbitro cobro penal, lo pateo Romualdito Galván, fue un golazo, nada de miramientos, fuerte y al ángulo y junto con los festejos, el pitazo final. Mientras los locales daban la vuelta Olímpica, los visitantes acorralaban al árbitro, pidiendo explicaciones, este, apurado de todos lados y Evitando  los manotazos, lo único que pudo decir en su descargo fue: Y que quieren… si el caballo es mío.

Agustín Secreto