UNA DE PORCEL Y OLMEDO
¿Vamos al cine? Dan dos de
Porcel y Olmedo. La propuesta era interesante, no por el programa en si, no
eran mis actores favoritos pero el cine tenia aire acondicionado, y el calor de
ese 30 de Diciembre de 1975 era agobiador, tampoco me desagradaba la idea el ver unos buenos culos y tetas que siempre
abundaban en ese tipo de películas. ¿Venís vieja?- No, quiero terminar de hacer
el arrollado casero para mañana -. Al viejo ni lo invitábamos, él prefería
leerse una buena novela policial a encerrarse en un cine.
Justo ese día
había llegado un hermano que
estaba viviendo en Brasil, donde esas películas eran muy vistas, se sumaron mis
dos hermanas y mi mujer.
Llegamos cuando la película recién comenzaba, nos
acomodaran en los únicos lugares disponibles , a la derecha de la
pantalla, a mitad de la sala.
Realmente el aire acondicionado se hacía sentir, me estire lo mas que pude y al
rato quede dormido, entre sueños escuchaba las carcajadas de mi hermano,( no
tenia limites cuando reía), en seguida unos chistidos llamando a silencio, por
supuesto el loco ni bola. Nuevamente adormilado siento reproches airados de una pareja sentada
en la fila de adelante, Negros de
mierda, no saben comportarse en público,
que descaro reírse de esa forma. Mi hermana menor, de poca paciencia , le
contestaba, venimos a ver películas cómicas y a reinos amargada, la mina iba
levantando presión cada vez más.
Cuando dijo hijos de puta mal paridos, termínenla o los
hago echar mi hermano le dice al marido, hace callar a esta bruja ¡Pelotudo !
Yo hasta ese momento no había participado en la discusión, y con ánimo de calmar los ánimos,
digo, no sean mal ducados, respeten a la señora que está en plena menopausia y
ha perdido el sentido del humor. Nos cagamos de risa todos, menos la mina que
se saco un zapato de tacos largos y terminados en una tapa de acero y se lo sacudió a mi hermano en la
sabiola, mi hermana le agarro de los
cabellos quedándose con una peluca en la mano y un mechon de pelos autenticos,
el tipo le dio una piña a mi hermano que trataba de parar con un pañuelo , la sangre de la herida producida por el taco,
yo salte a la otra fila y agarrándolo de la corbata, le metí un par de manos en
la cocina al pituco y cuando dolorido se
agacho, lo enderece con un gancho a la mandíbula que le hizo saltar la
dentadura postiza, para ese entonces habían encendido las luces y , la gente
aplaudía y se paraba en la butacas para ver el espectáculo. Mi mujer asustada,
miraba apoyada en la pared lateral
La gente de seguridad nos sacaron fuera de la sala, nos
acomodamos un poco las pilchas y salíamos, cuando me di cuenta que los pitucos
quedaban en la sala, volví, el cine era, Social, yo pagaba religiosamente mi
cuota y estaba al día así que le dijo al encargado, reconozco que no nos
comportamos correctamente, pero esas personas son tan culpables como nosotros
de esta situación, tienes que aplicar el mismo criterio con ellos, el tipo me
dio la razón y los hizo retirar.
Mientras regresábamos caminando, veo que mi hermana tenía
puestos unos antejos de marcos metálicos carísimos, le pregunto ¿Desde cuándo
los usas?, ella tirándolos al suelo y
pisándolos respondió, son de la tarada esa, no sé como vinieron a parar a mis
manos.
Agustín Secreto