LA SUBASTA
Los dueños de una gran Estancia
decidieron retornar a la Capital Federal, tenían una enorme cantidad de
muebles, vajillas, cubiertos de platas, adornos, cuadros, la mayor parte la embalaron y la trasladaron en camiones para mudanzas , y una parte la dejaron para hacer un remate y
destinar lo recaudado a las instituciones de
bien público del pueblo.
El remate se realizó en el salón
social del Club, el espacio más amplio
del pueblo, el rematador el Sr. y sus ayudantes acomodaron las piezas más delicadas en el escenario,
donde desde una mesa se efectuaba la subasta, se había juntado mucha gente del
pueblo más algunas personas de ciudades
cercanas interesada el colaborar y en comprar alguna antigüedad ya fueran
muebles piezas de adorno, vajillas cubiertos o
cuadros.
Primero se remataron los cuadros
algunos de autores no muy conocidos pero
muy interesantes para quienes entendían de pinturas, eran solo seis, y
se quedaron con ellas la gente forastera, los muebles , y los juegos de cubiertos de plata a los que les faltaban algunas piezas los compraron los vecinos de la localidad,
quedaron para lo ultimo las piezas más
valiosas, un florero de cristal de
Bohemia, y un jarrón procedente de Murano, pequeña isla de la laguna de
Venecia, famosa por sus fábricas
artesanales de vidrios y cristales. El rematador había puesto lo mejor de si
para sacar el mayor beneficio posible, ya que un buen porcentaje de lo obtenido
era para él. Hasta ese momento no había pujas interesantes, pero en el remate
del florero la dueña de un campo pequeño, y un anticuario de Colon demostraron
un gran interés conocedores del valor
del mismo, al principio otros interesados hicieron algún ofrecimiento, pero
viendo el cariz que tomaba la cosa desistieron , ¡Quien da mas por este valioso
florero de cristal de Bohemia! Era una obra de arte cristal con una base muy
gruesa que se iba afinando hacia
arriba, con incrustaciones de oro .A ver
doña Celia Ud.… que conoce el valor de
estas cosas, la Sra. Hacia su oferta y
el martillero entusiasmado decía a la
una, a las dos,…Vamos don Armando, no se quede con las ganas , y el anticuario
aumentaba el valor, así varias veces hasta que la señora hizo una oferta muy
importante y se quedó con él. La gente se quedó para ver la última disputa-
Solo quedaba el Jarrón .era
impresionante, de forma esférica en la
parte inferior, tomaba una forma cilíndrica para terminar en un borde amplio tipo
floreado, tenía dos asas de plata, sus colores iban de un color marfil
pasando a un tostado y un beige, incluso para aquellos que no
conocían de cristales se veía que era valioso. Los interesados era solo tres,
la Sra Celia, Armando el anticuario y se sumó a la puja un
italiano nativo de Verona que nadie
conocía de nombre Vicente Cataldo.
El rematador ,que había hecho una
pausa para comer algo y tomarse unos vinos estaba eufórico
¿Cuánto vale este valioso jarrón
de cristal de Murano? ¡Tiene más de cien años de antigüedad! Una pieza única, a
ver don Armando haga su oferta, …. A ver
doña Celia no se pierda esta belleza, la
señora mejoro la oferta, que fue superada por el italiano Cataldo, don Armando
volvió a aumentar su oferta, los mismo hizo la Sra… y nuevamente el tano volvió
a superarlos. Doña Celia hizo su última oferta, Armando la supero y el de nuevo
el veronés ofreció más, quedaron mano a
mano, ofertaba y contra ofertaba el otro , el rematador no daba más su rostro había tomado un color
morado mientras azuzaba a los contendientes, ¡quien se lo lleva? Vamos don
Armando a la una , a las dos vamos que
se va el jarrón, a la una… y levanto el martillo a la dos… y a las tres vendido a don
Cataldo y lo bajo violentamente, el
ruido del cristal a romperse en mil pedazos dejo a todos boquiabierto, el
italiano se largó a llorar, había ofrecido hasta su ultimo peso para quedarse con una parte de algo que
para él representaba a su ciudad nativa , arrodillado intentaba juntar los
trozos dispersos, mientras el anticuario se agarraba la cabeza …E l martillero
no sabía que hacer había quedado paralizado con el arma homicida en la mano.
Por un rato, el silencio fue sepulcral, luego una persona inicio un tibio aplauso
que se convirtió en atronador cuando el
rematador se inclinó agradeciendo a la platea
Agustín Secreto
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