domingo, 25 de septiembre de 2016

La Subasta

LA SUBASTA

Los dueños de una gran Estancia decidieron retornar a la Capital Federal, tenían una enorme cantidad de muebles, vajillas, cubiertos de platas, adornos, cuadros, la mayor parte  la embalaron y  la trasladaron en camiones para mudanzas , y una  parte la dejaron para hacer un remate y destinar lo recaudado a las instituciones de  bien público del pueblo.
El remate se realizó en el salón social del  Club, el espacio más amplio del pueblo, el rematador el Sr. y sus ayudantes acomodaron  las piezas más delicadas en el escenario, donde desde una mesa se efectuaba la subasta, se había juntado mucha gente del pueblo más algunas personas  de ciudades cercanas interesada el colaborar y en comprar alguna antigüedad ya  fueran  muebles piezas de adorno, vajillas cubiertos  o  cuadros.
Primero se remataron los cuadros algunos de autores no muy conocidos pero  muy interesantes para quienes entendían de pinturas, eran solo seis, y se quedaron con ellas la gente forastera, los muebles , y los  juegos de cubiertos de plata a  los que les faltaban algunas piezas los  compraron los vecinos de la localidad, quedaron para lo ultimo  las piezas más valiosas, un  florero de cristal de Bohemia, y un jarrón procedente de Murano, pequeña isla de la laguna de Venecia, famosa por  sus fábricas artesanales de vidrios y cristales. El rematador había puesto lo mejor de si para sacar el mayor beneficio posible, ya que un buen porcentaje de lo obtenido era para él. Hasta ese momento no había pujas interesantes, pero en el remate del florero la dueña de un campo pequeño, y un anticuario de Colon demostraron un gran interés  conocedores del valor del mismo, al principio otros interesados hicieron algún ofrecimiento, pero viendo el cariz que tomaba la cosa desistieron , ¡Quien da mas por este valioso florero  de cristal de Bohemia!  Era una obra de arte cristal con una base muy gruesa   que se iba afinando hacia arriba, con incrustaciones de oro  .A ver doña Celia Ud.… que conoce el valor  de estas cosas, la Sra. Hacia su oferta  y el martillero entusiasmado  decía a la una, a las dos,…Vamos don Armando, no se quede con las ganas , y el anticuario aumentaba el valor, así varias veces hasta que la señora hizo una oferta muy importante y se quedó con él. La gente se quedó para ver  la última disputa-
Solo quedaba el Jarrón .era impresionante, de forma esférica  en la parte  inferior,  tomaba una forma  cilíndrica  para terminar en un borde amplio tipo floreado, tenía dos asas de plata, sus colores iban de un color marfil pasando  a un tostado  y un beige, incluso para aquellos que no conocían de cristales se veía que era valioso. Los interesados era solo tres, la Sra Celia,  Armando el  anticuario y se sumó a la puja un italiano  nativo de Verona que nadie conocía de nombre  Vicente Cataldo.
El rematador ,que había hecho una pausa para comer algo y tomarse unos vinos estaba eufórico
¿Cuánto vale este valioso jarrón de cristal de Murano? ¡Tiene más de cien años de antigüedad! Una pieza única, a ver don Armando  haga su oferta, …. A ver doña Celia  no se pierda esta belleza, la señora mejoro la oferta, que fue superada por el italiano Cataldo, don Armando volvió a aumentar su oferta, los mismo hizo la Sra… y nuevamente el tano volvió a superarlos. Doña Celia hizo su última oferta, Armando la supero y el de nuevo el veronés  ofreció más, quedaron mano a mano, ofertaba y contra ofertaba el otro , el rematador  no daba más su rostro había tomado un color morado mientras azuzaba a los contendientes, ¡quien se lo lleva? Vamos don Armando  a la una , a las dos vamos que se va el jarrón, a la una… y levanto el martillo   a la dos… y a las tres vendido a don Cataldo  y lo bajo violentamente, el ruido del cristal a romperse en mil pedazos dejo a todos boquiabierto, el italiano se largó a llorar, había ofrecido hasta su ultimo  peso para quedarse con una parte de algo que para él representaba a su ciudad nativa , arrodillado intentaba juntar los trozos dispersos, mientras el anticuario se agarraba la cabeza …E l martillero no sabía que hacer había quedado paralizado con el arma homicida en la mano. Por un rato, el silencio fue sepulcral, luego una persona inicio un tibio aplauso que  se convirtió en atronador cuando el rematador se inclinó agradeciendo a la platea

Agustín Secreto
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